Se desconoce cuándo empezó con exactitud la verdadera historia del Yorkshire Terrier y qué tipo de perro intervino en su desarrollo, ya que según las fuentes se especula que fue creado a partir de cruces entre los terrier Scottish y Sky, a los que se añadió en algún momento al Broken-haired, al Clydesdale Terrier, incluso al Maltés o al English Toy Terrier.

No obstante, los primeros ejemplares conocidos saltaron de los telares ingleses, donde se dedicaban a cazar roedores, a las exposiciones de la mano de la alta sociedad británica, que supo dotar a la raza de un aire aristocrático que se ha ido refinando con los años. Aunque se desconoce qué tipo de perro se utilizó para su fundación, en 1886 es reconocido oficialmente por el Kennel Club con el nombre que hoy tiene.

Esta raza es fuerte y temperamental, a pesar de su tamaño, por lo que no requiere una atención sanitaria especial. Sin embargo, su pelaje requiere muchos cuidados si se quiere que tenga una longitud extrema, como los ejemplares que asisten a exposiciones.

En cuanto a la alimentación especial, Royal Canin ha desarrollado dos alimentos adaptados a las características propias de esta raza, el Yorkshire Terrier Junior y el Yorkshire Terrier Adult, que se dan, respectivamente, desde el destete hasta los 10 meses de edad y a partir de esta edad.

Hoy día el Yorkshire Terrier sigue ostentando el primer puesto en la clasificación de razas de compañía favoritas, al menos en España. Obviamente, su carácter tiene mucho que ver en eso, ya que siente auténtica devoción por su dueño.